"http://www.w3.org/TR/xhtml1/DTD/xhtml1-transitional.dtd"> Fragmentos... que me forman
viernes, marzo 09, 2007


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Un error frecuente es confundir tristeza, dolor y sufrimiento.
El dolor es la respuesta adecuada frente a una situación externa súbita, como traición, muerte cercana, etc. Una vez superado el dolor nos da la clave de un aprendizaje positivo. Nos abre a la compasión, es decir a compartir el fruto de nuestro aprendizaje con los demás para mejorar la vida.
El sufrimiento es la no comprensión del suceso que nos causó dolor. Siempre es inútil, pues es la energía que tendría que haber fluído en la comprensión espiritual del hecho que nos provocó dolor.
Por ejemplo, cuando desencarna un ser cercano, sentimos gran dolor hasta que comprendemos que nuesetro amor perdura, que la presencia de este ser que se ha ido temporariamente fue muy importante y que dejó una marca de paz para el resto de nuestra vida. Afloran en nuestro corazón, al pensar en esta persona, un gran amor, un gran reconocimiento y especialmente un gran agradecimiento por haber compartido tanto con nosotros.
El sufrimiento es el apego sólo al abandono físico, como si el que se fue lo hubiese hecho a propósito. "Por qué te me fuiste?", exclama inútil y egoistamente el sufriente.
La tristeza, como hemos visto, implica una elección de vida. De ahí la importancia de su erradicación, ya que el planteo en sí de la tristeza es lo que no nos permite crecer encarnación tras encarnación.
Todos pasamos por momentos de dolor o sufrimiento, ya que ante ciertas situaciones en la vida reaccionamos lo mejor que podemos. Pero a la tristeza hay que verla como un estado que afectó directamente al alma. Estará comprometiendo varias encarnaciones si no hacemos la tarea psicológica y espiritual de erradicarla.
La tristeza es una pérdida del tono, es un debilitamietno interno que afecta el equilibrio de las emociones.
GEMOTERAPIA: Sanación con cristales
Bernardo Wikinski
Editorial Kier
 
En el alma de New-Moni a las 10:25 a. m. | 1 Destellos de luz

lunes, octubre 30, 2006
  • Que la bendición de la Virgen María y de su hijo Jesús caiga sobre nuestras cabezas esta noche. En nues­tro cuerpo duerme la Otra Parte de nuestros antepasa­dos; que la Virgen María nos bendiga.
  • Que nos bendiga porque somos mujeres, y hoy vivi­mos en un mundo donde los hombres nos aman y nos entienden cada vez más. No obstante, tenemos aún en el cuerpo la marca de las vidas pasadas y estas marcas duelen todavía.
  • Que la Virgen María nos libre de estas marcas y apague para siempre nuestro sentimiento de culpa. Nos sentimos culpables cuando salimos de casa, porque estamos dejan­do a nuestros hijos para ganar su sustento. Nos sentimos culpables cuando nos quedamos en casa, porque pa­rece que no aprovechamos la libertad del mundo. Nos sentimos culpables por todo, y no podemos ser culpa­bles porque siempre estuvimos distantes de las decisio­nes y del poder.
  • Que la Virgen María nos recuerde siempre que fui­mos nosotras las mujeres, las que permanecimos junto a Jesús en el momento en que los hombres huyeron y negaron su fe.
  • Que fuimos nosotras quienes lloramos mientras él cargaba la cruz, que permanecimos a sus pies en la hora de la muerte, que fuimos nosotras las que visitamos el sepulcro vacío.
  • Que no debemos tener culpa.
  • Que la Virgen María nos recuerde siempre que fui­mos quemadas y perseguidas porque predicábamos la Religión del Amor. Mientras las personas intentaban parar el tiempo con la fuerza del pecado, nosotras nos reuníamos en las fiestas prohibidas para celebrar lo que aún había de bello en el mundo. A causa de esto, fuimos condenadas y quemadas en las plazas.
  • Que la Virgen María nos recuerde siempre que, mien­tras los hombres eran juzgados en la plaza pública a causa de disputas de tierras, las mujeres eran juzgadas en la plaza pública a causa de adulterio.
  • Que la Virgen María nos recuerde siempre a nuestras antepasadas, que tenían que vestirse de hombre, como Santa Juana de Arco, para cumplir la palabra del Señor. Y aun así, morimos en la hoguera.

BRIDA

Paulo Cohelo

Ed. digital, gentileza de Formarse

 
En el alma de New-Moni a las 1:58 p. m. | 0 Destellos de luz

" Ni siquiera en lo más importante de su vida, el amor, había conseguido ir hasta el final; después de la primera decepción, nunca más se entregó por completo. Temía el sufrimiento, la pérdida, la inevitable separación. Cla­ro, estas cosas estaban siempre presentes en el camino del amor y la única manera de evitarlas era renunciando a recorrerlo. Para no sufrir, era preciso también no amar."

BRIDA
Paulo Cohelo
Ed digital gentileza de:
Formarse
 
En el alma de New-Moni a las 9:49 a. m. | 0 Destellos de luz

miércoles, octubre 11, 2006
- No puedo -le dije- NO PUEDO!!
- Seguro? - me preguntó el gordo.
- Sí, nada me gustaría más que poder sentarme frente a ella y decirle lo que siento... pero sé que no puedo.
El gordo se sentó a lo Buda en esos horribles sillones azules del consultorio, se sonrió, me miró a los ojos y bajando la voz (cosa que hacía cada vez que queria ser escuchado atentamente), me dijo:
- Me permitís que te cuente algo?
Y mi silencio fue suficiente respuesta.
Jorge empezó a contar:

Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí, como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de peso, tamaño y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefange quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.

Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría con facilidad, arrancar la estaca y huir.

El misterio es evidente:

Que lo mantiene entonces?

Por qué no huye?

Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a alún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado.

Hice entonces la pregunta obvia:

-Si está amaestrado, por qué lo encadenan?

No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo me olvidé del msterio del elefante y la estaca... y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.

Hace algunos años descubrí que por suerte para mí, alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:

El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.

Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.

Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo.

La estaca era ciertamente muy fuerte para él.

Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía...

Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.

Este elefante, enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree, pobre, que NO PUEDE.

El tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer.

Y lo peor es que jamás se ha vuelto a custionar seriamente ese registro.

Jamás... jamás... intentó poner a prueba su fuerza otra vez...


- Y así es, Demián. Todos somos un poco como ese elefante del circo: vamos por el mund atados a cientos de estacas que nos restan libertad.
Vivimos creyendo que un montón de cosas "no podemos" simplemente porque alguna vez, antes, cuando éramos chiquitos, alguna vez, probamos y no pudimos.
Hicimos entonces lo del elefante: grabamos en nuestro recuerdo:

NO PUEDO.... NO PUEDO Y NUNCA PODRÉ
Hemos crecido portando ese mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y nunca más lo volvimos a intentar.
Cuando mucho, de vez en cuando sentimos los grilletes, hacemos sonar las cadenas o miramos de reojo la estaca y confirmamos el estigma:
NO PUEDO Y NUNCA PODRÉ!!!!
Jorge hizo una larga pausa; luego se acercó, se sentó en el suelo frente a mí y siguió:
-Esto es lo que te pasa, Demi, vivís condicionado por el recuerdo de que otro Demián, que ya no es, no pudo.
Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón....
TODO TU CORAZÓN.
Recuentos para Demián
Jorge Bucay
Ed. Nuevo Extremo



 
En el alma de New-Moni a las 9:50 a. m. | 0 Destellos de luz

domingo, octubre 08, 2006
Si te postran diez veces, te levantas
otras diez, otras cien, otras quinientas.
No han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco por ley han de ser tantas.

Con el hambre genial con que las plantas
asimilan el humus avarientas,
deglutiendo el rencor de las afrentas
se formaron los santos y las santas.

Obsesión casi asnal, para ser fuerte,
nada más necesita la creatira.
Y en cualquier infeliz se me figura

que se rompen las garras de la suerte.
¡Todos los incurables tienen cura,
cinco segundos antes de la muerte!

¡PIU AVANTI!

No te des por vencido, ni aún vencido,
no te sientas esclavo, ni aún esclavo,
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y arremete feroz... ya mal herido.

Ten el tesón del clavo enmohecido.
que ya viejo y ruín vuelve a ser clavo,
no la cobarde intrepidez del pavo
que amaina su coraje al primer ruido.

Procede como Dios que nunca llora
o como Lucifer que nunca reza,
o como el robledal cuya grandeza
necesita del agua y no la implora...
¡Que muerda y vocifere vengadora
ya rodando en el polvo tu cabeza!


Pedro A. Palacios
(ALMAFUERTE)
Siete sonetos medicinales
 
En el alma de New-Moni a las 6:20 p. m. | 0 Destellos de luz

Los celos son comparación. Y nos han enseñado a comparar, nos han condicionado a comparar, siempre comparar.

Alguien tiene una casa mejor, un cuerpo más bonito, más dinero, una personalidad más carismática. Comparad.

Comparad a cualquiera que pase junto a vosotros, y el resultado que obtendréis será de grandes celos; es la consecuencia del condicionamiento para la comparación.

Si dejáis de comparar los celos se desvanecen.

Entonces simplemente sabéis quienes sois vosotros, y no sois otra persona, algo para lo que no hay necesidad.

Es bueno que no os comparéis con los árboles, de lo contrario empezaríais a sentiros muy celosos: ¿Por qué no sois verdes?.

¿Y por qué Dios ha sido tan duro, y no os a dado flores?

Es mejor que no os comparéis con los pájaros, con los ríos, con las montañas: en este caso sufriríais. Sólo os comparáis con los seres humanos porque habéis sido condicionados a compararos únicamente con los seres humanos; no os comparáis con los pavos reales ni con los loros. Pues en ese caso vuestros celos no dejarían de crecer, os abrumarían tanto que ni siquiera serías capaces de vivir.

La Comparación es una actitud muy necia, porque cada persona es única e incomparable.
Una vez hayáis entendido ésto los celos desaparecen.
Cada uno es único e incomparable.
Vosotros simplemente sois vosotros: nadie ha sido jamás como vosotros, y nadie lo será nunca.
Y tampoco necesitáis ser como otra persona.
Dios sólo crea originales: Él no cree en fotocopias.


EMOCIONES, Libres del miedo, los celos y la Ira
OSHO
5° Edición, Marzo 2003, Ed. EDAF (España)
 
En el alma de New-Moni a las 12:57 p. m. | 2 Destellos de luz